sábado, 8 de marzo de 2014

HUMILDAD




945.  El aceptar serenamente nuestra fragilidad nos acerca a Dios.


946.  Tu pequeñez es la gran fuerza de Dios.


947.  La mayoría de las personas se creen más importantes de lo que son.


948.  ¡Qué gracia tan grande es sentirse pequeño!


949.  Llevarnos bien con nuestras limitaciones es signo de inteligencia.


950.  La soberbia, la ambición y el egoísmo son el detonante de todas las guerras.


951.  Los cimientos sólidos no suelen aparecer al exterior.


952.  Realmente es sabio y es bueno el que, siendo sabio y bueno, no alardea ni de lo uno ni de lo otro.


953.  ¿Verdad que las enciclopedias vivientes resultan un tanto repelentes y desprovistas de verdadero humanismo?.


954.  La crítica podrá doler y hasta ser injusta. Pero es más beneficiosa que la lisonja.


955.  Las grandes obras se fraguan en el silencio.


956.  El bien no hace ruido y el ruido no hace bien.


957.  La humildad es la virtud de las almas grandes.


958.  Vanidad y estupidez tienen mucho en común. Tanto, que vienen a ser casi la misma cosa.


959.  Algunos, en cuanto les dicen cuatro alabanzas, se hinchan como globos. ¿Y quién es el guapo que se atreve a ponerles una inyección de humildad si, en cuanto los tocan, al punto explotan de cólera y de amor propio?.


960.  A muchos escépticos y profesionales de la duda les molesta profundamente, y hasta les pone nerviosos, el que algunas personas tengan certezas.


961.  Algunos no pueden tolerar a los que ven más lejos que ello.


962.  Dichoso del que es consciente de su propia valía y también de sus propias limitaciones.


963.  Las personas muestran su grandeza cuando, siendo realmente importantes, no se dan importancia.


964.  Somos piedras preciosas en estuches de barro.


965.  La historia de la Iglesia no es otra cosa que la historia de la debilidad humana y de la fuerza de Dios.


966.  Eres todo un hombre, eres toda una mujer, cuando eres capaz de soportar en silencio las humillaciones.


967.  Nada hay tan tentador como lo imposible.


968.  Nuestra pequeñez es nuestra gran fuerza.


969.  Los coleccionistas de éxitos suelen derrumbarse con el primer fracaso. Son idolillos de barro.


970.  Si siempre vas con prisa y con aire de suficiencia, todos se alejarán de ti, por miedo a que les llegue un resfriado.


971.  No hay mayor grandeza que vivir en paz con la propia pequeñez.


972.  La desconfianza de nosotros mismos, por motivos de sincera humildad, nos hace más fuertes que los robles.


973.  “El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó”. Para reaccionar continuamente así, se requieren mucha humildad, mucho amor a Dios y mucha confianza en Él.


974.  Sin humildad es imposible agradar a Dios. Sin humildad, las virtudes dejan de ser virtudes.


975.  El que es humilde se mete a Dios en el bolsillo.


976.  La humildad es como un buen perfume que solo no lo nota el que lo lleva.


977.  Es más fácil cortar las orejas a cien mancos que dejar que Jesús nos dé un tirón de orejas.


978.  Es verdaderamente grande el que no ansía grandezas. No las necesita.


979. La historia de la humanidad la han escrito unos pocos famosos. Pero la han hecho muchos millones de hombres modestos.


980.  El humilde no se hunde.


981.  Dios escoge lo pequeño para hacer cosas grandes.


982.  A los engreídos y orgullosos, y a las que presumen de guapas, ponles con tu imaginación cincuenta años más, y sentirás lástima de ellos.


983.  ¡Cuántas veces caemos en aquello que criticamos!


984.  El tener que confesar individualmente los pecados graves es una ayuda para no cometerlos.


985.  Reconocer los propios errores es señal de inteligencia y de humildad. Negarlos, es signo de tozudez y de soberbia.


986.  La satisfacción egocéntrica se ha convertido para muchos en el objetivo supremo de su vida.


987.  Algunas frases son tan deslumbrantes que ofuscan la inteligencia.


988.  Tu quieres llevar la batuta, dirigir la orquesta. ¿Qué pretendes? ¿Darle a Dios un concierto? ¡Tonto!, todo es mucho más sencillo. Déjate acariciar por Dios, abandónate como una humilde batuta entre sus finos dedos de artista y deja que Él lo dirija todo.


989.  Dios conoce muy bien la pasta de la que estamos hechos.



990.  Fácilmente desoímos viejos consejos que siguen siendo excelentes.



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