1639. Un estornudo del conductor puede hacerle
perder el dominio del volante y hacer que el coche derrape. Un resfriamiento
espiritual puede hacernos perder el dominio de nosotros mismos y dar un
patinazo de consecuencias imprevisibles.
1640. Más debe importarnos lo que somos ante Dios y
ante nosotros mismos que lo que somos ante los demás.
1641. Se requieren mucho amor y mucha habilidad
para saber conjugar contemplación y acción.
1642. Cuando Dios ocupa el centro de nuestra vida,
ésta queda unificada, lo que comporta alegría, paz y eficacia.
1643. El hombre carnal no capta las cosas
espirituales. No se hizo la miel para la boca del asno.
1644. La vida interior es la mejor vacuna contra la
soledad.
1645. La lógica es muy importante, pero no hay que
olvidar que la lógica de la carne y la lógica del espíritu son diferentes.
1646. Si tengo a Cristo, todo lo demás me sobra.
1647. Dios mío, cuando yo descubra la tremenda
elocuencia de tu silencio, todo me hablará de Ti.
1648. Vive el presente con Dios y en Dios y
descubrirás nuevos horizontes, nuevas cumbres, nuevas profundidades.
1649. Ante la palabra “oro” unos piensan en el
metal precioso; otros, en el verbo orar. Ante la palabra “amo”, unos piensan en
un déspota; otros, en el verbo amar. Todo es según del color del cristal con
que se mira. El corazón encuentra significados profundos que escapan a los
ojos.
1650. A quien ha saboreado la dulzura de la
contemplación y de la amistad con Jesucristo ya no puede fascinarle ninguna
criatura.
1651. Nuestra vocación es ser portadores de Jesús,
ser como pollino sobre cuyos lomos entró Jesús triunfante en Jerusalén.
1652. Cuando te retires a descansar, procura
desconectar totalmente. Desenchufa tu cabeza y apóyala en los corazones de
Jesús y de María.
1653. El hombre se autorrealiza en Dios.
1654. Tú estás allí donde yo te pienso. Tú está en
mi corazón.
1655. Los monjes no están locos. Simplemente, han
descubierto que Dios es su raíz y su fin supremo y quieren vivirlo con
radicalidad.
1656. Pide al Espíritu Santo que te dé una visión
espiritual de largo alcance.
1657. Jesucristo rompe nuestros esquemas miopes y nos
hacen descubrir unos horizontes muchísimos más amplios.
1658. Avanzaremos en la vida cristiana en la medida
en que descubramos la ternura de Dios.
1659. La verdadera riqueza no es la de fuerza, sino
la de dentro: la del corazón.
1660. Muchos aturden su conciencia con ruidos,
diversiones, drogas y sexo. En el fondo, lo que pretenden es no pensar, porque
no pueden soportar su propio vacío existencial.
1661. Cuando nos
olvidamos de Dios nos encerramos en nosotros mismos, nuestros horizontes se
empequeñecen y apenas vemos ya el cielo.
1662. Dios es siempre una infinita y eterna novedad.
1663. El Espíritu Santo pone orden y armonía dentro
de nosotros.
1664. El Espíritu Santo no lleva a dos almas por el
mismo camino.
1665. La amistad personal con Jesucristo nos hace
sabios, humildes y valientes.
1666. Cuando dejamos entrar a Dios en nuestro
corazón, cambia toda nuestra vida. Todo se torna más luminoso, todo empieza a
tener sentido, incluso aquello que humanamente parece absurdo. Y nos volvemos
más alegres, más cariñosos, más optimistas, más generosos, más responsables.
1667. Señor mío y Dios mío Jesucristo: pon tu
mirada en mis ojos, tu comprensión en mis oídos, tu palabra en mis labios, tu
bendición en mis manos. Toda tu vida en mi corazón.
1668. Adorar a Dios es reconocer su grandeza y
nuestra pequeñez, su Omnipotencia y nuestra debilidad, su infinita misericordia
y nuestra indigencia.
1669. Quien ha conocido de verdad a Jesucristo, ya
no puede prescindir de Él.
1670. No basta que demos a Jesús trozos de nuestro
tiempo, de nuestra vida. Jesús debe ser “el centro” de nuestra vida.
1671. Toda la vida espiritual se reduce a una lucha
entre nuestro amor propio y el amor de Jesús.
1672. Dios entra en nosotros en la medida en que
salimos de nosotros mismos.
1673. Cambiamos radicalmente cuando pasamos de una
vida egocéntrica a una vida cristocéntrica.
1674. Aunque sea noche cerrada sin luna y sin
estrellas, es posible seguir avanzando, aunque con tiento.
1675. ¿De qué te sirve un reloj parado aunque tenga
razón dos veces al día?
1676. Necesitamos caminar mucho para llegar al
centro de nosotros mismos.
1677. La soledad es algo muy serio y muy
comprometido, y sólo pueden con ella los espíritus muy fuertes y maduros.
1678. Nada aborrece tanto el diablo como el
recogimiento interior. Por eso procura impedírnoslo por todos los medios
posibles.
1679. El estado de nuestra alma influye en nuestro
juicio acerca de las cosas.
1680. Aunque Dios es inmenso, infinito y
omnipotente, si no le hacemos sitio en nuestro corazón, no puede entrar en él.
1681. Si vives “enchufado” a Dios, estarás siempre
al rojo vivo.
1682. Jesucristo es el punto de partida, el centro
y la meta del cristiano.
1683. No es difícil hacer un sencillo examen de
conciencia. Basta ponernos la mano en el corazón, pensar amorosamente en Dios y
examinar con honradez nuestra manera de pensar, nuestra manera de hablar,
nuestra manera de actuar, nuestra manera de vivir, nuestra manera de amar.
1684. Todo camino es bueno si nos lleva a Dios,
pero hay unos caminos que nos llevan mejor que otros.
1685. Déjate empapar por Dios. Que su gracia no
pase por tu vida como el agua por las piedras del río.
1686. Nuestro examen diario de conciencia, más que
salir a la caza de faltas, debe ser una mirada filial y gozosa de nuestra
jornada.
1687. La peregrinación más difícil, y también la
más provechosa, es la que conduce al interior de nosotros mismos.
1688. En el fondo, todo hombre es un peregrino
solitario, aunque peregrine en compañía.
1689. Quien tiene la vida dentro, no la busca
fuera. Quien tiene un mundo interior muy rico, no busca la disipación.
1690. Moverse mucho, reunirse mucho, hablar mucho,
pero sin vida interior, es apostólicamente estéril. Es como dar puntadas y más
puntadas, pero sin hilo. No sirve absolutamente para nada. El descosido sigue
igual que estaba.
1691. El examen de conciencia es una auditoria sobre nosotros mismos, una mirada filial y gozosa sobre nuestra jornada.
1692. Un poco de Biblia cada día, un sorbo de Dios
cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario