sábado, 10 de mayo de 2014

VIDA INTERIOR




1639.  Un estornudo del conductor puede hacerle perder el dominio del volante y hacer que el coche derrape. Un resfriamiento espiritual puede hacernos perder el dominio de nosotros mismos y dar un patinazo de consecuencias imprevisibles.


1640.  Más debe importarnos lo que somos ante Dios y ante nosotros mismos que lo que somos ante los demás.


1641.  Se requieren mucho amor y mucha habilidad para saber conjugar contemplación y acción.


1642.  Cuando Dios ocupa el centro de nuestra vida, ésta queda unificada, lo que comporta alegría, paz y eficacia.


1643.  El hombre carnal no capta las cosas espirituales. No se hizo la miel para la boca del asno.


1644.  La vida interior es la mejor vacuna contra la soledad.


1645.  La lógica es muy importante, pero no hay que olvidar que la lógica de la carne y la lógica del espíritu son diferentes.


1646.  Si tengo a Cristo, todo lo demás me sobra.


1647.  Dios mío, cuando yo descubra la tremenda elocuencia de tu silencio, todo me hablará de Ti.


1648.  Vive el presente con Dios y en Dios y descubrirás nuevos horizontes, nuevas cumbres, nuevas profundidades.


1649.  Ante la palabra “oro” unos piensan en el metal precioso; otros, en el verbo orar. Ante la palabra “amo”, unos piensan en un déspota; otros, en el verbo amar. Todo es según del color del cristal con que se mira. El corazón encuentra significados profundos que escapan a los ojos.


1650.  A quien ha saboreado la dulzura de la contemplación y de la amistad con Jesucristo ya no puede fascinarle ninguna criatura.


1651.  Nuestra vocación es ser portadores de Jesús, ser como pollino sobre cuyos lomos entró Jesús triunfante en Jerusalén.


1652.  Cuando te retires a descansar, procura desconectar totalmente. Desenchufa tu cabeza y apóyala en los corazones de Jesús y de María.


1653.  El hombre se autorrealiza en Dios.


1654.  Tú estás allí donde yo te pienso. Tú está en mi corazón.


1655.  Los monjes no están locos. Simplemente, han descubierto que Dios es su raíz y su fin supremo y quieren vivirlo con radicalidad.


1656.  Pide al Espíritu Santo que te dé una visión espiritual de largo alcance.


1657.  Jesucristo rompe nuestros esquemas miopes y nos hacen descubrir unos horizontes muchísimos más amplios.


1658.  Avanzaremos en la vida cristiana en la medida en que descubramos la ternura de Dios.


1659.  La verdadera riqueza no es la de fuerza, sino la de dentro: la del corazón.


1660.  Muchos aturden su conciencia con ruidos, diversiones, drogas y sexo. En el fondo, lo que pretenden es no pensar, porque no pueden soportar su propio vacío existencial.


1661. Cuando nos olvidamos de Dios nos encerramos en nosotros mismos, nuestros horizontes se empequeñecen y apenas vemos ya el cielo.


1662.  Dios es siempre una infinita y eterna novedad.


1663.  El Espíritu Santo pone orden y armonía dentro de nosotros.


1664.  El Espíritu Santo no lleva a dos almas por el mismo camino.


1665.  La amistad personal con Jesucristo nos hace sabios, humildes y valientes.


1666.  Cuando dejamos entrar a Dios en nuestro corazón, cambia toda nuestra vida. Todo se torna más luminoso, todo empieza a tener sentido, incluso aquello que humanamente parece absurdo. Y nos volvemos más alegres, más cariñosos, más optimistas, más generosos, más responsables.


1667.  Señor mío y Dios mío Jesucristo: pon tu mirada en mis ojos, tu comprensión en mis oídos, tu palabra en mis labios, tu bendición en mis manos. Toda tu vida en mi corazón.


1668.  Adorar a Dios es reconocer su grandeza y nuestra pequeñez, su Omnipotencia y nuestra debilidad, su infinita misericordia y nuestra indigencia.


1669.  Quien ha conocido de verdad a Jesucristo, ya no puede prescindir de Él.


1670.  No basta que demos a Jesús trozos de nuestro tiempo, de nuestra vida. Jesús debe ser “el centro” de nuestra vida.


1671.  Toda la vida espiritual se reduce a una lucha entre nuestro amor propio y el amor de Jesús.


1672.  Dios entra en nosotros en la medida en que salimos de nosotros mismos.


1673.  Cambiamos radicalmente cuando pasamos de una vida egocéntrica a una vida cristocéntrica.


1674.  Aunque sea noche cerrada sin luna y sin estrellas, es posible seguir avanzando, aunque con tiento.


1675.  ¿De qué te sirve un reloj parado aunque tenga razón dos veces al día?


1676.  Necesitamos caminar mucho para llegar al centro de nosotros mismos.


1677.  La soledad es algo muy serio y muy comprometido, y sólo pueden con ella los espíritus muy fuertes y maduros.


1678.  Nada aborrece tanto el diablo como el recogimiento interior. Por eso procura impedírnoslo por todos los medios posibles.


1679.  El estado de nuestra alma influye en nuestro juicio acerca de las cosas.


1680.  Aunque Dios es inmenso, infinito y omnipotente, si no le hacemos sitio en nuestro corazón, no puede entrar en él.


1681.  Si vives “enchufado” a Dios, estarás siempre al rojo vivo.


1682.  Jesucristo es el punto de partida, el centro y la meta del cristiano.


1683.  No es difícil hacer un sencillo examen de conciencia. Basta ponernos la mano en el corazón, pensar amorosamente en Dios y examinar con honradez nuestra manera de pensar, nuestra manera de hablar, nuestra manera de actuar, nuestra manera de vivir, nuestra manera de amar.


1684.  Todo camino es bueno si nos lleva a Dios, pero hay unos caminos que nos llevan mejor que otros.


1685.  Déjate empapar por Dios. Que su gracia no pase por tu vida como el agua por las piedras del río.


1686.  Nuestro examen diario de conciencia, más que salir a la caza de faltas, debe ser una mirada filial y gozosa de nuestra jornada.


1687.  La peregrinación más difícil, y también la más provechosa, es la que conduce al interior de nosotros mismos.


1688.  En el fondo, todo hombre es un peregrino solitario, aunque peregrine en compañía.


1689.  Quien tiene la vida dentro, no la busca fuera. Quien tiene un mundo interior muy rico, no busca la disipación.


1690.  Moverse mucho, reunirse mucho, hablar mucho, pero sin vida interior, es apostólicamente estéril. Es como dar puntadas y más puntadas, pero sin hilo. No sirve absolutamente para nada. El descosido sigue igual que estaba.


1691.  El examen de conciencia es una auditoria sobre nosotros mismos, una mirada filial y gozosa sobre nuestra jornada.



1692.  Un poco de Biblia cada día, un sorbo de Dios cada día.


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